DIARIO ORNITOLÓGICO DE LANZAROTE.


Localizaciones de Lanzarote.


Aterrizamos el día 17 de julio en el aeropuerto del Matorral (1). Lo primero que llamó mi atención fue la presencia de tres vencejos unicolor (Apus unicolor) sobrevolando los alrededores. Después comprobaría que son escasos solo pudiéndolos observar en esta zona.

El día 18, camino a los Jameos de Agua (2), lo primero que observé fue un cernícalo vulgar canario (Falco tinnunculus dacotiae). El resto del viaje los observé muchas veces en cualquier tipo de hábitat. Otra sorpresa fue la fugaz visión de un halcón de Eleonora (Falco eleonorae) de los que crían un mínimo 100 parejas en Lanzarote y en el archipiélago Chinijo y no tuve la suerte de volverlos a ver. Las gaviotas patiamarillas (Larus cachinnans atlantis) están omnipresentes en toda la isla, tanto en costas e islas como en el interior. Otra sorpresa fue el poder disfrutar, en el malpaís del parking de los Jameos del Agua (2), con un grupo de machos del lagarto atlántico o de Haria (Galliota atlantica).


Lagarto de Haria.

Después de los Jameos y de la Cueva de los Verdes (4) pasamos por los altos de los riscos de Famara (5), en concreto al mirador, un sitio muy recomendable para ir con tiempo. Desde allí se observaban los nidos ya abandonados de las gaviotas patiamarillas (Larus cachinnans atlantis) y por las terrazas un grupo familiar de bisbita caminero (Anthus berhelotii). En el camino de regreso dos dos tórtolas comunes (Stretopelia turtur).

En donde nos alojábamos, en el turístico Puerto del Carmen (3), abundan la tórtola rosigrís (Streptopelia roseogrisea) así como en el resto de poblaciones de la isla. Menos abundantes pero muy conspicuos son los grupos familiares de gorrión moruno (Passer hispaniolensis).

El día 19 pude hacer mi primera escapada exclusiva para observar aves, me decidí por los Llanos de Famara y Soó (6). Es un extenso jable arenoso salpicado de ralos matorrales salinos. En la playa descansaban jóvenes de gaviota patiamarilla (Larus cachinnans atlantis). Pequeños grupos familiares de bisbita caminero (Anthus berhelotii) salpicaban toda la zona. También fue espectacular un nutrido bando de terrera marismeña (Calandrella rufescens polatzeki), calculo que no bajarían del centenar. Observé un grupo familiar de tres alcaravánes (Burhinus oedicnemus insularum), una pareja de cernícalo vulgar (Falco tinnunculus dacotiae) y otra de alcaudón meridional canario (Lanius excubitor koenigi).


Alcaudón Meridional Canario.

El resto del día lo dedicamos a recorrer el Parque Nacional de Timanfaya (7), zona volcánica por excelencia desde las erupciones ocurridas entre los años 1730 y 1736, que afectaron a una cuarta parte de la superficie de la Isla y la han marcado significativamente. Aquí predomina el malpaís que son campos de lava seca y retorcida que apenas soportan líquenes y musgos. Sólo en las laderas más umbrosas y con cenizas crecen ralos arbustos que pueden soportar artrópodos y algún lagarto. La belleza es impresionante y su visita imprescindible. Respecto a las aves solo pudimos observar paloma bravía (Columba livia canariensis) y la siempre presente gaviota patiamarilla (Larus cachinnans atlantis).


Parque Nacional de Timanfaya.


El día 20 con toda la familia, nos embarcamos en Orzola (8) para visitar la isla de La Graciosa (9), la única poblada del archipiélago Chinijo. En el puerto las omnipresentes gaviotas patiamarillas (Larus cachinnans atlantis). Ya en el interior del jable arenoso observé jóvenes de lagarto de Haria (Galliota atlantica) y más bisbita caminero (Anthus berhelotii). También un grupo de unas 25 terreras marismeñas (Calandrella rufescens polatzeki) y una pareja de cernícalo vulgar (Falco tinnunculus dacotiae). En el pueblo una pareja de alcaudón meridional (Lanius excubitor koenigi). En las escolleras del puerto se soleaban los enormes y coloridos cangrejos moros (Grapsus adscensionis) y se alimentaba un andarríos chico (Actitis hypoleucos) de regreso, en su viaje postnupcial. De vuelta y con el mar un poco más tranquilo pudimos disfrutar de 15 pardelas cenicientas (Calonectris diomedea borealis) que volaban paralelas al ferry.

Isla Graciosa.

El día 21 antes de salir el sol ya estaba otra vez de camino a los llanos de Famara y Soó (6). Esta vez cogí una pista de tierra y los primero con que pude echarme a los prismáticos fue una pareja de cernícalos y otra de alcaudones. Me crucé con un coche con dos colegas ornitólogos de Madrid en pos de las hubaras y de los corredores, todavía sin éxito. Poco después de dejarlos la primera sorpresa un grupo familiar de siete corredores saharianos (Cursorius cursor), el viento y la arena que este arrastraba no permitieron hacerles una foto decente, aquí le llaman a esta lluvia horizontal “picón” por lo molesto de la arena arrastrada por el constante viento sobre la piel y ojos. Continué y en seguida a lo lejos divise a dos inconfundibles hubaras canarias (Chlamydotis undulata fuertaventurae). Caminaban alejándose serpenteando los arbustos para ocultarse.

La Hubara Canaria es una subespecie endémica del Archipiélago Canario que habita en las islas de Fuerteventura, Lanzarote y la Graciosa. La población total según el censo de 2005 dedujo que su población se distribuye con 11 ejemplares en La Graciosa, 352 en Lanzarote y 216 en Fuerteventura. El hábitat de la Hubara en Canarias consiste en llanuras y colinas pedregosas de carácter semi-desértico, llanuras costeras y arenas consolidadas. La cobertura vegetal es de tipo arbustito, con dominio de aulagas (Launaea arborescens), espinos (Lycium intricatum) y salados (Salsola vermiculada). Su alimentación es muy variada incorporando materia animal (escarabajos, saltamontes, hormigas, orugas, caracoles y pequeños lagartos) y vegetal (grano de cereal, garbanzos, lentejas y bayas).

Para intentar continuar observándolas tuve que seguir por la pista. Pendiente de poder relocalizarlas no me di cuenta que la arena de la pista se volvía más espesa y cuando quise reaccionar ya tenía el coche de alquiler atrapado en la arena. Se acabó mi pajareo esa mañana. Gracias a la amabilidad de un agricultor, que llevaba garrafas de agua a su melonar a un kilómetro de distancia y que me acerco al pueblo donde otro vecino con un enorme Toyota me sacó del apuro. El viento hace que el jable cambie constantemente y los mismos agricultores me confirmaban que frecuentemente se quedaban atascados. Si un consejo puedo dar es que por aquellas pistas no circuléis en coche.

Después de descansar del atracón de arena del jable de Soó, ya junto con toda la familia, nos dirigimos del Puerto del Carmen, al Jardín de cactus (10). En el viaje observamos dos garcillas bueyeras (Bubulcus ibis) y varias abubillas (Upupa epops). En el jardín de cactus aprovechando las balsas entraban a beber 3 pardillos (Carduleis cannabina harterti) y un nutrido grupo familiar de gorrión moruno (Passer hispaniolensis). Vigilando desde las aspas de un molino un cernícalo vulgar (Falco tinnunculus dacotiae)

El 22 fue un día de viaje pasamos, en apenas 20 minutos, con el ferry de Playa Blanca (11) en Lanzarote a Corralejo en Fuerteventura. En la travesía marítima observamos seis pardelas cenicientas (Calonectris diomedea borealis).