8 de marzo de 2015
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Almendros en Val de La Sabina. |
El domingo realicé la segunda salida de contacto con las cuadrículas que
tengo que censar este año para el Atlas de las Aves de Valencia. A las 8 de la
mañana salía de la N-330 en Ademuz norte con un día despejado pero con fresco
gracias a tener solo 1°C. Empecé a subir por el valle de la rambla del Val, enseguida
llegué a Val de La Sabina y comprobé que la mayoría de los almendros ya estaban
en flor señal que la primavera llama ya con fuerza.
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Tablas de cereal, Sesga |
Antes de entrar a la pequeña aldea siguiendo la avenida del Val crucé la
rambla dirección Sesga. Enseguida gané altura en la umbría dominada por el
pinar de repoblación de pino carrasco (Pinus halepensis) que prospera aquí a
diferencia de los plantados en las solanas donde las terrazas o mantienen cultivos de
almendro o están casi sin vegetación a causa de lo extremo de este clima de
inviernos gélidos, con veranos muy secos y calurosos. De hecho estas tablas de
cereal debido a la pobreza de los suelos se cultivan cada 2 años, uno se deja
descansar y hay que ararlos para enterrar la hierba crecida en invierno y esponjar la tierra con ello se consigue que
calen las escasas lluvias y puedan pudrir las hierbas que luego generen el suficiente
alimento para los cereales.
La carretera enseguida gana altura y cuando se sale de la umbría empiezan a
aparecer los primeros pies adultos de sabina albar (Juniperus thurifera
hispanica). Este árbol es un superviviente del pasado en todos los sentidos ya
que estudios afirman que ya había sabinas en el Cretácico y son árboles muy
longevos, en condiciones normales tienen entre 4 y 8 metros de altura, son de
hoja perenne y con sistema radicular capaz de clavar sus raíces en recios
pedregales en zonas con rangos temperaturas entre -25 °C y 40 °C además soporta
bien prolongadas sequías por lo que en estas tierras encuentra abundantes
rincones donde prosperar.
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Barraca de la Pieza Rasa II |
Este camino Val de la Sabina a Sesga es una de las zonas en las que todavía podemos encontrar un buen
número de barracas de piedra seca. Estas construcciones que siguen modelos ancestrales
de piedra en seco, sin argamasa, son una singularidad de estas tierras por su
abundancia y solo por conocerlas vale la pena hacer una visita es estas tierras. Estamos antes ante
construcciones de carácter agrícola y pastoril ya que estos campos quedaban
lejos de las poblaciones en el fondo de los valles y la crudeza de este clima
requería disponer de refugios para personas y aperos, de cijas (corrales) para
el ganado, de parideras que era el lugar donde resguardar a corderos y ovejas
en las épocas de partos, así como pequeños aljibes donde almacenar agua. Los
constructores, canteros o alarifes (maestros de obras) utilizaban el material
más abundante de estas tierras que eran las piedras que se retiraban de las
parcelas para permitir el cultivo y se aprovechaban para hacer las barracas, para
hacer las paredes de los bancales que permitían poner en producción zonas con
mucho desnivel, los mojones y deslindes de las parcelas. Algunas de estas
barracas están construidas entre el XIX y el XX pero seguro algunas tendrán
muchos más años. Esta zona ha sido señalizada y puesta en valor publicando
folletos gracias a un Proyecto VOLCAM realizado por el Centro Excursionista de
Valencia, para acceder al folleto pinchar
aquí.
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Corrales en la afueras de Sesga. |
Antes de llegar Sesga, una de las tres aldeas de Ademuz, en la cabecera del
estrecho valle del barranco de Sesga que se une al Turia frente a Casas Bajas,
aproveché para fotografiar algunos bosquetes de enormes sabinas. En esta localidad
situada a 1180 metros sobre el nivel del mar admiré las antiguas casas de labor
de las afueras y la iglesia de la Inmaculada Concepción de finales del siglo
XVI con su coqueta fachada culminada en una España con pequeñas campanas. Para
otro día dejé una visita al “complejo” del ayuntamiento que además de una
escuela que conserva el mobiliario y material escolar de los años cincuenta,
tiene un horno de pan comunal, una barbería y el calabozo, además tendré que
visitar el complejo de la fuente, el abrevadero doble y el lavadero.
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Sabina del Barranco Jiménez |
Seguí por la pista que sale a la derecha dirección a La Puebla de San
Miguel enseguida se vuelve a ganar altura y aquí los bosques son mayor calidad
y a los pinos carrasco se añaden carrascas (quercus ilex) y pino negral (Pinus
nigra) en la sierra de Tortajada con 1.517 m. Pude ver como un zorzal charlo (Turdus
viscivorus) cantaba marcando el territorio desde la copa de un pino.
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Salto de agua con canalón de sabina para conducir el agua. |
Llegué al
valle del barranco de la cañada de Jorge, al paraje de Los Pucheros, al sur de
la Puebla de San Miguel. Me detuve para descubrir una enorme sabina monumental de
la umbría Miranda un ejemplar de 12 metros con unos 700 de vida y la reserva de
flora del barranco Jiménez donde a las sabinas centenarias se añade algún pie
de tejo, y pino negral. Al llegar una pareja de mirlos (Turdus merula) alertaron con canto histérico a todos sus habitantes de mi llegada por lo que solo pude ver un
chochín (Troglodytes troglodytes) que llevaba material al nido. También es de
señalar que en este húmedo rincón se aprovechaba el agua de la fuente de Don
Guillén para almacenarla en una pileta gracias a unos canalones labrados en troncos
de sabina y hay corrales y abrevaderos
para el ganado.
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Ermita de La Púrisima, La Puebla de San Miguel |
En la Puebla de San Miguel me recibió una tarabilla común (Saxicola rubicola) y solo paré para
admirar la ermita de La Purísima del siglo XVI que tiene una rusticidad y elegancia
que nos hace olvidar la sobriedad del románico de otras tierras. Seguí por la
carretera CV-363 dirección Losilla y enseguida a mano izquierda aparece una
pista con buen firme que trepa a la sierra dirección a Las Blancas. Por la solana domina la vegetación algunos buenos
pies de sabinas y enebros (Juniperus communis), tras 5 kilómetros llegué
a mi principal objetivo de esta jornada, Las Blancas es un paraje encaramado a 1.450 metros de altitud allí quería conocer a los seres vivos
valencianos más viejos, son las sabinas monumentales de unos 800 años que dominan una
solana con poca inclinación al poniente.
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Cuervo (Corvus corax) |
Sobresalen tres enormes sabinas pero
hay otras solo un poco más jóvenes, las tres están en el entorno de los 12
metros de altura y un perímetro de tronco a 1.30 metros del suelo de entre 3.9
y 4.9 m. un abrevadero completa un paraje que fue utilizado por los pastores de estas
tierras. Embelesado con estos abuelos Valencianos que germinaron sobre el 1.200, antes
de la conquista de Ademuz por Jaume I en 1.259, solo observé una pareja de
cuervos (Corvus corax) y uno de ellos llevaba una buena rama al nido.
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Tronco de sabina de Las Blancas |
Otra
especie que llamó la atención aunque mucho más pequeña pero no menos bella fue un
grupo Colchicum triphyllum muy parecidas al azafrán (¡Gracias Víctor París por
la identificación!) esta es una pequeña plántula que florece en febrero y
marzo en las sierras sistema ibérico.
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Colchicum triphyllum |
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Sabina centenaria de Las Blancas, La Puebla de San Miguel |
Seguí subiendo por la pista hasta el cerro de Las Ballesteras a 1.708 m.
aquí con claro dominio de la vegetación de montaña hay algún pie monumental de
pino negral (Pinus nigra salzmannii), es una
zona espectacular junto a la hoya del corral del Chaparral.
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Águila real (Aquila chrysaetos) |
Bajando pude admirar un águila real (Aquila chrysaetos) adulta
y saliendo del Rincón de Ademuz, sobre el enrome puente que salva el valle del
Turia la primera culebrera (Circaetus gallicus) que observo esta temporada, una
recién venida de África que como he podido comprobar otros años cría en esta
zona. Finalicé una gran jornada en estas tierras que esperan vuestra visita ¡solo
hay animarse!
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pino negral (Pinus nigra salzmannii) |
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Corral del Chaparral |
Texto y fotos de Rafa Muñoz, marzo de 2015
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