Galápagos, Santa Cruz e islas centrales. II

 

Pináculo volcánico en isla Bartolomé, al fondo isla Santiago, Galápagos/Arxiu RMiB


UNA VEGETACIÓN EXCLUSIVA Y ADAPTADA

En las Galápagos se han identificado 560 especies vegetales autóctonos y 700 introducidas por las diferentes actividades antrópicas, contando plantas vasculares, briofitas y algas.

La vegetación depende de la luz y de la humedad, como en estas islas la intensidad y frecuencia de las precipitaciones varía en función de la altitud, así como de la orientación frente los vientos dominantes. La variación de estos parámetros determina la composición y estructura de las comunidades vegetales del archipiélago.


Mangle rojo (Rhizofora mangle)/Arxiu RMiB


En función de la vegetación existen cuatro zonas claramente definidas. La zona costera es la más seca, está condicionada por la proporción de salinidad al estar próxima al mar. Aquí dominan los manglares: el mangle rojo (Rhizofora mangle) que puede alcanzar hasta los 10 metros de alto es el único que puede hundir sus tallos directamente en el mar. El mangle blanco (Laguncularia racemosa) es el más esbelto y puede alcanzar los 20 metros de altura, crece en las orillas pero sobre el suelo. El mangle negro (Avicennia germinans) crece por encima de la pleamar porque es el menos tolerante a la salinidad mientras que el mangle botón (Conocarpus erectus) suele presentarse como un arbusto aislado que produce flores redondas, aunque puede alcanzar portes de hasta los seis metros. Su madera es muy apreciada al ser muy resistente, en las islas la utilizan para hacer vigas. 


Cactus candelabro y bosque seco en isla Isabela/Arxiu RMiB


Otros árboles y arbustos que prosperan en la costa son el arrayancillo (Maytenus octogona) que se asemeja a nuestra coscoja o el manzanillo (Hippomane mancinella) una euphorbia con frutos similares a una pequeña manzana que son muy venosos, además hay otras suculentas de pequeño porte.


Vegetación zona seca en San Cristóbal, en el centro cactus candelabro/Arxiu RMiB



La zona seca se ubica entre la finalización de la zona costera y los primeros 100 metros de altitud, aquí prosperan las plantas xerofíticas y los arbustos espinosos. Destaca una cactácea endémica de porte arbóreo, la tuna (Opuntia galapageia), que puede alcanzar hasta los 12 metros de altura. Otra cactácea crece como columnas erguidas de hasta 5 m, es otro autóctono, el cactus candelabro (Jasminocereus thouarsii), también crecen arbustos como el espino blanco (Scutia pauciflora). 


Palo santo (Brusera graveolens)/Arxiu RMiB

Entre los árboles de mayor porte está el palo santo (Bursera graveolens). Su madera aromática la utilizan los chamanes para sus ceremonias, afirman que su humo tiene propiedades espirituales. 


Tuna (Opuntia galapageia) y manglares de isla Isabela/Arxiu RMiB


Sorprende encontrar al familiar nopal (Opuntia ficus-indica) o higuera de pala, esta chumbera que acumula agua en sus palas, además concentra azúcares en los frutos (higo chumbo) y en las flores amarillentas, esto lo convierte en un recurso indispensable para muchos animales. Es originaria de México y fue introducida en Galápagos, buena parte de América y Europa, por lo que se ha extendido por la mayor parte de las zonas semiáridas de todo el planeta. 


Pinzón de Cactus en un nopal (Opuntia ficus-indica)/Arxiu RMiB


La zona de transición se sitúa entre los 100 y 180 metros de altitud, en ella domina la vegetación xerofítica y mesófila de clima húmedo o árido, según la pluviosidad. Crecen acacias espinosas llamadas algarrobos (Acacia insulae-iacobi), también se presenta el palo santo (Bursera graveolens), abunda el cactus arbóreo endémico Jasminocereus thouarsii, arbustos espinosos como la uña de gato (Zanthoxylum fagara) o la rodilla de caballo (Clerodendrum molle) que es muy utilizada para hacer cerramientos verdes, además  de helechos (Elaphoglossum firmum) de hojas alargadas y anchas de un verde intenso además de otras plantas epífitas.


Transición de la vegetación en la cara norte de Santa Cruz, la vertiente seca/Arxiu RMiB

Entre los 180 a los 400 msnm se encuentra la zona húmeda donde crecen plantas epífitas, helechos o lianas. En la vertiente con menos lluvia crece el endémico y en peligro de extinción, lechoso (Scalesia affinis). En las zonas más húmedas destaca otro lechoso la Scalesia pedunculata que ha disminuido drásticamente en Santa Cruz. La superficie que ocupaba se ha reducido al 1% de su distribución original, debido a las actividades agrícolas y a la invasión de plantas y animales alóctonos. Su área de distribución se reduce a Los Gemelos, donde mantiene 100 hectáreas. Esta especie crece con rapidez, sus pies están muy juntos con lo que evitando la presencia de otras especies. Alcanzan hasta los 15 o 20 metros de altura y llegan a la madurez en unos pocos años. Mueren casi al mismo tiempo dando paso una nueva generación de plántulas vuelven a crecer apretadas en el mismo lugar. Las comunidades locales tradicionalmente han aprovechado estas zonas para cultivar huertos de  café (Coffea arábica) o plataneros (Musa ssp.) o para abrir pastizales al ganado. Además destaca el guayabillo (Psidium galapageium), son árboles de porte medio que se llenan de musgos colgantes, forman unos muy característicos bosques misteriosos. 

El piso superior se sitúa por encima de los 400, desaparecen las scalesias que dan paso arbustos endémicos como los cacaotillos (Miconia robinsoniana), una angiosperma que en época seca tiñe sus hojas de un llamativo tono rojizo, helechos arbóreos Cyathea weatherbyana o diversas orquídeas. A partir de los 550 msnm la vegetación se enrarece y solo prosperan gramíneas como el Paspalum pinicillatum, Paspalum longepedunculatum, Panicum colonum o el Calamagrostis pumila.


Iguana marina (Amblyrhynchus cristatus)/Arxiu RMiB


Las scalesias son un grupo vegetal singular y endémico de estas islas, pertenecen a la familia Asteraceae que popularmente se conocen como margaritas gigantes de Darwin. En el archipiélago hay 15 especies de estos árboles y arbustos, algunos de ellos están en peligro de extinción. Gracias a estudios genéticos sabemos que todas derivan de un único antepasado que llegó hace un millón de años. Se fueron diversificando y colonizaron buena parte de las islas e islotes del archipiélago. La mayor de todas es la Scalesia pedunculata que alcanza los 20 metros y se enseñorea formando un bosque en la zona rocosa de “Los Gemelos”, en Santa Cruz, ¡es un lugar mágico!

Todavía se siguen redescubriendo especies que se creían extintas, en 1995 apareció en isla Floreana el árbol Scalesia atractyloides y el lino de Floreana (Linum cratericola).


Algas verdes en isla San Cristóbal/Arxiu RMiB

En el mar hay que destacar la importancia de algas como la lamilla lechuga de mar de Galápagos (Ulva ssp.) que es el principal alimento de la iguana marina y de otras muchas especies.

 

Isla Daphne Mayor/Arxiu RMiB

GEOLOGÍA

La mayoría de los suelos de Galápagos tienen origen volcánico, provienen de la diferente degradación de los depósitos piroclásticos y son de formación relativamente reciente, están datados entre 3 y 5 millones de años. Cada isla es el resultado de un volcán que emergió del fondo oceánico, excepto la isla Isabela en la que se unió la lava de cinco volcanes. El proceso erosivo que han sufrido varía dependiendo las diferentes condiciones de altitud, clima y vegetación. 


Lava basáltica de tipo pahoehoe, bajo el agua en Bahía Sullivan, Isla Santiago/Arxiu RMiB


Los volcanes de Galápagos son de tipo basáltico por lo que difieren de los volcanes continentales que son de lava riolítica. El basalto se caracteriza por tener bajo contenido en sílice, por ello sus lavas son menos espesas o viscosas, fluyen más rápido y además son más explosivas. Gracias a esta fluidez, algunas emanaciones de lava sin demasiada intensidad se han abierto paso por fisuras pequeñas, cuando emergen del océano crean altos y estrechos conos o pináculos de salpicadura.

La caldera volcánica es la depresión circular del cráter original de un volcán, la más grande en el archipiélago es la del Sierra Negra, en Isabela, tiene 7 km de ancho por 10 km de largo. Una vez apagados los volcanes crean en su interior un microclima aislado del exterior que favorece la el desarrollo de nuevas especies. 


Colada de lava de Isla Santiago/Arxiu RMiB


Las tobas o piedra pómez se erosionan con facilidad y forma playas, mientras que los basaltos una vez endurecidos forman rocas negras muy resistentes a la degradación. Hay enormes coladas en Isla Santiago con 100 años de antigüedad que todavía no han podido colonizar las plantas superiores. Solo a partir de los 1.000 años de antigüedad los suelos volcánicos se degradan lo suficiente para permitir el crecimiento de comunidad vegetales complejas. 


Rabihorcado magnífico de las Galápagos (Fregata magnificens magnificens)/Arxiu RMiB


Puerto Ayora, Santa Cruz, 11 de junio de 2022                  

La tarde anterior desembarcamos poco antes de anochecer sin más tiempo que para alojarnos en el hotel Ikala, cenar y dar un pequeño paseo. Esa mañana no tengo mucho tiempo antes del desayuno, por tanto el pequeño paseo matinal no aporta nuevas especies a mi cuaderno de campo.

https://ebird.org/spain/checklist/S118150235

De camino al embarcadero de Baltra seguimos por la única carretera asfaltada que atraviesa la isla de norte a sur, al llegar a lo alto descubro los Gemelos. Son dos hundimientos de cráteres, forman unas grandes depresiones redondeadas con paredes verticales rocosas, están rodeados el mejor bosque húmedo de scalesias.


Tiñosa Boba (Anous stolidus)/Arxiu RMiB


Llegados al norte, al canal de Itabaca, nos espera un cómodo yate con el bordeamos por el oeste la isla de Baltra para llegar a Seymour Norte, tras dos horas de navegación reposada. Esta pequeña isla tiene una superficie de 1,9 km², su singularidad es que no es de origen volcánico ya que emergió del océano por un levantamiento tectónico provocado por las erupciones de los volcanes vecinos. Es prácticamente llana y sus resecos suelos permiten el crecimiento de una rica comunidad vegetal. Está cubierta por un bosque de opuntias y espinos, además crecen algunos raquíticos pies de palo santo. Las fragatas aprovechan estos arbolillos para instalar sus nidos, aquí tienen la mayor colonia de cría de Galápagos. Por suerte el mes de junio marca el inicio de la temporada reproductiva. En el suelo anidan algunas parejas de piqueros de patas azules


Iguana terrestre de Galápagos (Conolophus subcristatus) macho/Arxiu RMiB


Esta isla es un reservorio para las iguanas terrestres de Galápagos (Conolophus subcristatus). Curiosamente aquí no habían hasta que el naturalista Allan Hancock traslocó 70 iguanas de la vecina isla de Baltra, donde estaban la mejores poblaciones de todo el archipiélago. Las iguanas de Seymour se multiplicaron mientras que sus vecinas de Baltra fueron extinguidas por las alteraciones que provocó la instalación de un aeropuerto militar norteamericano. En 1950 hubo que devolver iguanas de Seymour Norte para repoblar la vecina isla de Baltra. Son unos reptiles impresionantes, destacan los enormes machos de cabeza amarilla. 


Piquero de patas azules (Sula nebouxii)/Arxiu RMiB


Desembarcamos en Seymour Norte para hacer el único recorrido accesible, el resto de la isla está totalmente restringida, se trata de un sendero circular de 2,5 km. En las orillas descansan los lobos marinos,  en los arenales próximos a la playa encontramos los primeros nidos de piquero de patas azules, algunos ya tienen pequeños pollos acurrucados debajo de sus progenitores que se van turnando. 


Rabihorcado grande (Fregata minor ridgwayi)/Arxiu RMiB


En los bosquetes de palo santo construyen sus nidos el rabihorcado grande, Great Frigatebird (Fregata minor ridgwayi) y el rabihorcado magnífico. Como estamos en el inicio del periodo reproductor algunos machos todavía hinchan sus enormes sacos bucales, de un color rojo vivo con los que intentan  atraer a las hembras y marcar su nido frente a otros competidores. Algunos incuban mientras que en otros nidos ya hay pollos grandes aunque todavía vestidos de un blanco plumón que contrasta con el negro del adulto que está de guardia.


Gaviota tijereta, Swallow-tailed Gull (Creagrus furcatus)/Arxiu RMiB

Entre las rocas descubro adultos y ejemplares jóvenes de gaviota tijereta, Swallow-tailed Gull (Creagrus furcatus). Creía que la gaviota de lava era singularmente hermosa pero se queda corta al compararla con los elegantes adultos de la tijereta

https://ebird.org/spain/checklist/S118150895


Pulpo de Galápagos (Octopus oculifer)/Arxiu RMiB

De regreso hacemos una parada en la playa Las Bachas, al norte de Santa Cruz, para dar un paseo hasta unas interesantes lagunas costeras donde encontramos tres flamencos y dos cigüeñuelas, en paso migratorio debe ser un lugar muy interesante.

https://ebird.org/spain/checklist/S118151102


Erizo lapicero (Eucidaris galapagensis)/Arxiu RMiB

Después rematamos la jornada con una hora de buceo allí mismo y como en todo Galápagos, el resultado es espectacular. Observo e identifico peces como la damisela de cola amarilla (Stegastes arcifrons), la damisela de cola blanca (Stegastes beebei), pez loro barba azul (Scarus ghobban), pez bandera (Holacanthus passer), sargento mayor (Abudefduf troschelii), sargento mayor oscuro (Abudefduf concolor), vieja arcoíris (Thalassoma lucasanum) y vieja copetona (Bodianus diplotaenia). Además de tortuga verde de galápagos (Chelonia mydas agassisi), erizo Lapicero (Eucidaris galapagensis) o pulpo de Galápagos (Octopus oculifer).


Lagartija de lava de Santa Cruz (Microlophus indefatigabilis)/Arxiu RMiB
 

Puerto Ayora, Santa Cruz, 12 de junio de 2022                  

Esa mañana volvemos a madrugar para llegar a las 9 al embarcadero del canal de Itabaca. Donde nos volvemos a embarcar en la misma “fibra” del día anterior, pero esta vez zarpamos y nos vamos en dirección oeste.

Tras media hora de navegación pasamos rozando la escarpada costa rocosa de la isla Daphne Mayor. Es un viejo cono volcánico de toba que tiene 39 hectáreas y se eleva 120 metros sobre el mar, como buena parte de Galápagos. Está situada 10 km al oeste de Seymour Norte, el acceso está vedado porque está llena de especies interesantes. Consulta el listado de aves que observamos en el siguiente enlace de eBird

https://ebird.org/spain/checklist/S118152825


Isla Bartolomé/Arxiu RMiB


Otra hora y media de travesía y llegamos a isla Bartolomé, se denomina así en honor a Sir James Sulivan Bartholomew, un marino amigo de Darwin en el viaje del Beagle. Tiene 120 hectáreas y alcanza los 114 metros de altitud. Han habilitado un sendero de madera que tras subir 372 escalones acerca a la cumbre que cuesta hacer unos 40 minutos. Desde lo alto se observan algunos de los mejores paisajes del archipiélago. Como está muy cerca se domina buena parte de isla Santiago y su espectacular paisaje volcánico. En Bartolomé destaca un enorme pináculo que crece la costa de la bahía donde desembarcamos, la creó la surgencia de una pluma de magma por una pequeña fisura en la corteza terrestre.


Cactus de lava (Brachycereus nesioticus)/Arxiu RMiB


Bartolomé es una  isla reciente por tanto hay pocas plantas que hayan podido colonizar sus  estas resecas y pedregosas laderas. Destaca la presencia de una cactácea endémica, el cactus de lava (Brachycereus nesioticus).


Lagartija de lava de Santiago (Microlophus jacobii)/Arxiu RMiB

 


Apenas viven especies terrestres, nosotros encontramos lagartija de lava de Santiago (Microlophus jacobii) y un grupo de dos adultos acompañados de dos pollos volanderos de pinzón de Darwin terrestre mediano, Medium Ground-finch (Geospiza fortis).

https://ebird.org/spain/checklist/S118154008


Pinzón de Darwin Terrestre Mediano (Geospiza fortis)/Arxiu RMiB

Regresamos al barco para ir a la resguarda playa de Bahía Sullivan, en isla Santiago, donde damos un pequeño paseo entre las dunas por la única zona autorizada. Esta isla tiene una superficie de 585 km² y su altitud máxima es el cerro Cowan que cuenta con 907 m. La bahía donde desembarcamos está próxima a un malpaís de lava procedente de la erupción de 1889, es del tipo pahoehoe (suave) que solidifica creando unas características ondas encordadas. Aquí los primeros marinos introdujeron cerdos que una vez asilvestrados extinguieron las iguanas terrestres locales y afectaron seriamente el resto de la fauna autóctona.

En la playa, manglares y en las lagunas salobres observo entre otras especies, flamenco de Galápagos, más lagartija de lava de Isla Santiago y un grupo de cinco ejemplares de pinzón de Darwin terrestre piquigualdo, Sharp-beaked Ground-finch (Geospiza difficilis).

https://ebird.org/spain/checklist/S118155692




Después buceamos durante una hora en los bajíos rocosos, destaca la cantidad y variedad de especies. Por destacar alguna señalar la presencia en un campo arenoso de un grupo de anguila Jardín (Heteroconger klausewitzi). Cada una ocupa un estrecho agujero del que solo saca la cabeza y parte del cuello, ante mi presencia se esconden dentro de su cubil, todas a la vez. 


Loro barba azul (Scarus ghobban)/Arxiu RMiB

En pocos metros observo tres tipos de pez loro diferentes, el loro barba azul (Scarus ghobban), loro bicolor (Scarus rubroviolaceus) y loro guacamayo (Scarus perrico). Hay algunos ejemplares del espectacular pez bandera (Holacanthus passer), de la vieja arcoíris (Thalassoma lucasanum) o vieja copetona (Bodianus diplotaenia)


Tortuga verde de Galápagos (Chelonia mydas agassisi)/Arxiu RMiB

Como en casi todos los recorridos de buceo tropiezo con una tranquila tortuga verde de Galápagos (Chelonia mydas agassisi). El broche lo pone una enorme tintorera de arrecife de punta blanca (Triaenodon obesus) que aparece desde las aguas profundas y al verme se da la vuelta, poco después un lobo marino curiosea dando un par de vueltas a mi alrededor.


Lobo marino de Galápagos (Zalophus wollebaeki)/Arxiu RMiB

No quiero olvidar relatar una escena singular que me hizo reflexionar. En la playa a la sombra de los primeros arbustos descansan algunos lobos marinos, hembras adultas y jóvenes lactantes. En la orilla hay un ligero oleaje del que emerge un ejemplar inmaduro. En vez de salir del agua y tumbarse al sol junto a sus congéneres, se queda en la orilla atravesado. Las olas lo empujan rodando fuera del agua y se reboza con la fina arena blanca de origen coralino, mientras el joven gruñe de satisfacción. Sospecho que quiere rascarse todo el cuerpo con la arena cálida. Una vez se retira la ola el lobo que parece una croqueta que cae rodando al mar, allí espera que la siguiente ola lo vuelva a subir por la ligera pendiente arenosa. La escena se repite varias veces y el lobo marino cada vez gruñe más alto. Esta pequeña anécdota me hace pensar lo lúdicos que pueden ser algunos animales, como son capaces de provocar situaciones cuyo único objetivo aparenta ser el disfrute. Sospecho que el resto de vertebrados no son tan diferentes de nosotros. No somos animales tan “superiores” y desde luego ninguna moral humana debería permitir el sufrimiento animal innecesario.


Pingüino de Galápagos (Spheniscus mendiculus), foto de Gerardo Aísa
 

De regreso a Puerto Ayora, junto a la carretera observo una enorme tortuga gigante de Santa Cruz (Chelonoidis porteri) a la puerta de una de las fincas de cultivos.

 

Puerto Ayora, Santa Cruz, 13 de junio de 2022                  

Esa mañana nos embarcamos en dirección a nuestra última etapa en Galápagos, a la isla San Cristóbal. Sólo tengo tiempo para hacer un pequeño recorrido de “pajareo” por Puerto Ayora.


https://ebird.org/spain/checklist/S118155973

 

Texto y fotos de Rafa Muñoz/Arxiu RMiB. Otros autores especificados en el pie Foto.