UNA ESCAPADA A LA COSTA CÁLIDA

Alcaraván común (Burhinus oedicnemus)



Hasta última hora no supimos si podríamos hacer una escapada de semana santa y como teníamos solo tres días nos decantamos por acercarnos a la Costa Cálida, al sur de Murcia, para descansar del bullicio, disfrutar del mar y del buen tiempo.

Calnegre, Garrobillo


Nos alojamos en Calabardina, en Águilas y fue un acierto en todos los sentidos ya que había pocos turistas además de playas y calas de ensueño muy tranquilas, en esta zona de come de lujo y con muy buena relación calidad precio, si a todo lo anterior se añade una naturaleza peculiar que hervía gracias a una primavera con algo de lluvia hay garantía de éxito. 

Camachuelo trompetero


El hotel Mayari fue otro acierto, era acogedor, tranquilo y estaba muy cerca los espacios protegidos de cabo Cope y de Calnegre. El objetivo de la escapada era descansar, recorrer calas y playas de la zona en familia, además yo buscaba estar alojado cerca de una buena zona para pajarear por las mañanas antes del desayuno.

Margarita de mar (Asteriscus maritimus)





Lagartija colirroja (Acanthodactylus erythrurus)


El amanecer del día 5 recorrí el cabo Cope un par de horas, atravesé la zona de estepa salina detrás del impresionante farallón rocoso de 242 m. Aquí la vegetación dominante son arbustos espinosos donde destacan entre otros la Cornicabra (Periploca angustifolia), el Espino negro (Rhamnus lycioides), pies de Cambrón (Lycium intricatum) que estaban en flor, algún Acebuche (Olea europaea sylvestris) aislado, Alabardín (Lygeum spartum), Aliaga (Genista scorpius) o el omnipresente Esparto (Stipa tenacissima)

Pijolobo (Cistanche phelypaea lutea) identificada por Víctor Paris, gracias.

El rápido paseo matinal no deparó la observación de aves poco frecuentes, con más tiempo se puede ver águila-azor perdicera, búho real, halcón peregrino, tortuga mora o camachuelo trompetero. Acabé esa mañana en la torre vigía de Cope del siglo XVI en las rocas de alrededor, en la duna fósil y en los arenales las plantas estaban en plena floración y llenaban todo de vida con sus colores, la más abundante era la Margarita de mar (Asteriscus maritimus), más espectaculares eran los Lirio de mar (Pancratium maritimum) y bellos en su sobriedad los Cardo marítimo (Eryngium maritimum) entre otras.

La Higuerica, Cuatro Calas, Águilas

Después de un apetitoso desayuno en el hotel nos fuimos a conocer el paraje de Cuatro Calas, esta es una zona volcánica con unas calas y aguas prístinas, son Calarreona, la Higuerica, la Carolina en el término de Águilas y la de los Cocedores en el vecino San Juan de los Terreros, Almería. Aquí se puede ver con facilidad la Collalba negra (Oenanthe leucura) y también hay más adelante la singular Terrera marismeña (Calandrella rufescens), pero quizás lo más espectacular de esta reserva es bucear entre rocas o praderas de Posidonia oceánica.

Cala Cerrada, San Juan de Terreros


Continuamos dirección sur por la carretera costera AL-7170 y paramos en varias calas a cual más bonita, para comer fuimos a  Garrucha para disfrutar del pescado fresco que da esta costa casi virgen. Mientras comíamos con vistas a la playa en el bar Posito fuimos testigos de una ruidosa cópula de Gaviota patiamarilla (Larus michahellis) y de la compleja maniobra de atraque de un carguero de mineral ayudado por tres remolcadores.

Cala Blanca, Garrobillo


Por la tarde de regreso paramos en el Salar de Canos, este es un pequeño humedal de unas 100 ha se forma en una depresión cerrada al mar por la carretera AL-7170, la avenida del Salar corre paralela y desde ella se observan a la perfección un montón de especies. Estaba rebosante de aves, había Malvasía cabeciblanca (Oxyura leucocephala), Morito común (Plegadis falcinellus), Pato colorado (Netta rufina), Porrón europeo (Aythya ferina), Tarro blanco (Tadorna tadorna), Zampullín común (Tachybaptus ruficollis), Avoceta común (Recurvirostra avosetta), Calamón común (Porphyrio porphyrio), Cigüeñuela común (Himantopus himantopus), Cuchara europeo (Anas clypeata), Flamenco común (Phoenicopterus roseus), Archibebe común (Tringa totanus), Combatiente (Philomachus pugnax), Correlimos común (Calidris alpina), Correlimos tridáctilo (Calidris alba) o Gaviota cabecinegra (Larus melanocephalus) entre otras.

Vencejo real (Apus melba)


El día 6 recorrimos en bicicleta las playas y calas de la marina de Cope, dentro del Parque Regional de Calnegre y Cabo Cope, al norte de Calabardina, donde nos alojábamos. Esta zona se ha librado de la degradación turística y con un poco de imaginación se puede comprender como eran las costas mediterráneas hace 75 años. La vegetación estaba pletórica y el mar de un azul inmenso. Observamos varias parejas de Alcaraván común (Burhinus oedicnemus), Collalba negra (Oenanthe leucura), Curruca tomillera (Sylvia conspicillata) pero lo mejor nos esperaba en Cala Blanca, Garrobillo, era una cala con un cortado extraplomado que daba a una playa de cantos rodados y arena, había cuevas excavadas en la arenisca que eran como pequeños apartamentos trogloditas en primera línea de mar. En lo alto de la loma encontramos los restos de una espectacular noria metálica que estaba asentada sobre un túmulo de piedras donde la fuerza de alguna caballería se utilizaba para extraer agua de un profundo pozo.

Paloma bravía (Columba livia livia)


El cortado marino bullía de aves, varios Vencejo pálido (Apus pallidus) y Vencejo real (Apus melba) entraban a las grietas entre chillidos y volaban en círculos persiguiéndose buscando pareja con la que ocupar alguna de las grietas de la pared amarillenta. Una nube de Grajilla occidental (Corvus monedula) ruidosas pugnaban por defender sus pequeños huecos donde criar, también abundaba la Paloma bravía (Columba livia livia), pensé que esta especie se ha degradado primero por la domesticación y después por vivir próximas al hombre, esas palomas cimarronas intentan prosperar en zonas antropizadas, pero estos ejemplares de Calnegre están lejos de poblaciones humanas y viven auténticamente salvajes, en cuevas junto al mar rodeadas de vegetación adusta y de suelos ásperos, pero libres sin depender de nadie.

Grajilla occidental (Corvus monedula)

Texto y fotos de Rafa Muñoz 2018.