Migración en el Estrecho de Gibraltar

 

Fragmento de un bando de cigüeñas a punto de cruzar el Estrecho

Muchos animales realizan desplazamientos para optimizar los recursos que ofrece la naturaleza y evitar condiciones climáticas adversas. Estos desplazamientos se llaman movimientos migratorios, y el viaje en sí se conoce como la migración. Muchas especies de aves aprovechan la facilidad que les da el vuelo para, según la época del año, explotar los recursos de distintas zonas geográficas. Son las llamadas aves migratorias, que a su vez se dividen en dos grandes grupos según su forma de desplazamiento:

Las remeras vuelan batiendo las alas y las planeadoras, que prefieren aprovechar la sustentación de las corrientes de aire calientes y el impulso del viento para desplazarse.

Por el contrario, hay especies que prefieren evitar los desplazamientos prolongados por zonas desconocidas, porque implica un elevado gasto energético y mayores riesgos. Estas prefieren permanecer en una misma zona durante todo su ciclo vital y se clasifican como aves sedentarias.

Las aves migratorias de Europa Occidental aprovechan la bonanza climática de primavera y verano para reproducirse en el norte, donde encuentran un clima templado y abundancia de alimento. Sin embargo, en otoño e invierno, con la llegada del frío, deben desplazarse hacia el sur, a regiones que en verano resultan demasiado calurosas, pero que en la estación templada se vuelven productivas. Allí, en el sur del continente europeo e incluso en el África subsahariana, encuentran lo necesario para sobrevivir. Por tanto, las aves migratorias realizan dos viajes anuales: el paso migratorio prenupcial, que va desde latitudes cercanas al ecuador hacia el norte para reproducirse y el paso migratorio postnupcial, en el que tras la época de cría, regresan al sur.

 

Estrecho de Gibraltar desde el observatorio del Cabrito

El Estrecho, un embudo migratorio

Para cruzar el Mediterráneo, la mayoría de las aves europeas utilizan tres puntos clave: el Estrecho del Bósforo (Turquía), el de Mesina (Italia) y el de Gibraltar. Se estima que 30 millones de aves, pertenecientes unas 360 especies atraviesan el Estrecho de Gibraltar dos veces al año. A modo de ejemplo, señalar que en el verano de 2016, en el Estrecho de Gibraltar se contabilizó el paso de 466.000 planeadoras.


Abejeros en el Estrecho

Estos desplazamientos suponen un gran reto logístico, que varía según el estilo de vuelo de cada especie. Algunas aves pueden volar durante días sin detenerse, lo que les permite realizar largas travesías marítimas. Otras, sobre todo las planeadoras, evitan los grandes espacios de mar abierto y buscan los puntos más estrechos entre Europa y África.

Por ello, lugares como el Estrecho del Bósforo, el de Mesina o el de Gibraltar actúan como auténticos embudos migratorios: allí se concentran miles de aves esperando las condiciones idóneas para lanzarse al cruce.

Entre Algeciras y Tarifa, las costas marroquíes están a poco más de 14 km de distancia y se distinguen a simple vista. Este es el punto que cada año aprovechan unas 300.000 rapaces y unas 150.000 cigüeñas, lo que suma más de medio millón de aves planeadoras.

 

Alimoche en el Estrecho

El paso prenupcial

En el Estrecho de Gibraltar, un flujo constante de aves que regresan a Europa entre el 15 de febrero y el 15 de mayo. Cuando soplan vientos de poniente, suelen entrar por Punta Carnero, mientras que con levante se dirigen a la zona de Cazalla. Si los vientos son muy fuertes, el tránsito puede llegar a detenerse por completo. El calendario aproximado de llegada es el siguiente:

Finales de febrero: culebreras (Circaetus gallicus) y alimoches (Neophron percnopterus).

Mediados de marzo: el grueso de milanos negros (Milvus migrans) y cigüeñas.

Finales de marzo: águilas calzadas (Aquila pennata) y buitres leonados (Gyps fulvus).

Finales de abril o principios de mayo: abejeros (Pernis apivorus).

 

Águila calzada en el Estrecho

El paso postnupcial

Tras la temporada de cría, los adultos y los jóvenes deben marchar al sur huyendo del frío. A mediados de julio, cuando el sol comienza a calentar el aire, se inicia un incesante desfile de aves que buscan el momento apropiado para cruzar el mar. Las primeras en cruzar a África son las cigüeñas blancas (Ciconia ciconia), cruzan el Estrecho unos 150.000 ejemplares. Otras aves tempraneras son los milanos negros (200.000). A mediados de agosto empieza el trasiego de abejeros (60.000), y a finales de ese mes se suma el grueso de águilas calzadas (10.000), de culebreras (12.000) y de cigüeña negras (Ciconia nigra). Hasta mediados de octubre continúan pasando alimoches, gavilanes, cernícalos, buitres y, ocasionalmente, alguna águila perdicera.

 

Milanos negros en el Estrecho

El seguimiento de la migración

En 1997, la Fundación Migres y la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía pusieron en marcha un programa de Voluntariado Ambiental para identificar las aves que migraban por el Estrecho entre el 20 de julio y el 13 de octubre. Hasta 2018 había contabilizado nada menos que 9.817.479 aves planeadoras.



Ese mismo año, el Colectivo Ornitológico Cigüeña Negra (COCN) comenzó también a seguir el paso migratorio en el Estrecho. En colaboración con el Ayuntamiento de Tarifa, fundaron la Estación Ornitológica de Tarifa, ubicada en la carretera Cádiz–Málaga N-340 (km 78,5). Dos años más tarde, el colectivo creó una base de datos digital sobre migración que ya ha recopilado más de 185.000 registros de 413 especies.



A partir de 2002, el seguimiento se amplió también al paso de las aves marinas entre el Mediterráneo y el Atlántico, que se realiza entre mediados de octubre y mediados de noviembre y hasta 2018 se había controlado más de un millón y medio de aves marinas. En 2021, la Fundación Migres registró 404.000 aves marinas desde el observatorio de Punta Marroquí, en la isla de las Palomas (Tarifa). Estas pertenecían a 51 especies diferentes.

Destacaban los conteos de:

350.500 pardelas cenicientas (Calonectris diomedea)

21.500 pardelas baleares (Puffinus mauretanicus)

15.000 alcatraces (Morus bassanus)

11.300 gaviotas y charranes

3.100 alcas (Alca torda) y frailecillos (Fratercula arctica)

600 págalos

 

Observatorios

El seguimiento de la migración se lleva a cabo desde diversos puntos estratégicos que permiten tener una amplia visibilidad y poder identificar las aves en pleno paso.

 

Al oeste de Tarifa

Puerto de Facinas: se encuentra junto al parque eólico (36°7’56,86’’N 5°42’47’’W), con acceso desde la N-340 (36°7’50.04″N 5°42’31.81″W).

Puerto de Bolonia: un buen lugar de observación cuando sopla el poniente.

Valle del Santuario: accesible también desde la N-340 (36°03'52.7"N 5°38'52.3"W).

 

Ornitólogos en Cazalla

Al este de Tarifa

Observatorio de Cazalla: situado en un cerro junto a la N-340 (km 87, 36°2’0.42’’N 5°34’27.92’’W). Cuenta con centro de información, aparcamiento y zonas de sombra. Es un lugar óptimo para observar el paso cuando sopla el levante.

Ornitólogos en Cazalla


Punta Camorro: próxima al faro (36°00’51.43″N 5°35’13.1″W). Observatorio de Tráfico: a pocos metros al este, tras las instalaciones de Salvamento Marítimo. Estos puntos son utilizados por la Fundación Migres para sus censos de aves planeadoras. Su gran ventaja es que muchas aves, mientras esperan las condiciones óptimas para cruzar, sobrevuelan la zona a baja altura.

Observación en el Cabrito

El Cabrito: desde la N-340, justo después del Mirador del Estrecho, parte una pista en buen estado que conduce al parque eólico de El Cabrito. Aunque las aves pasan altas para evitar los molinos, el lugar ofrece una excelente visibilidad de las rapaces que esperan a primera hora en la sierra, hasta que se levantan las corrientes térmicas.

 

En el término de Algeciras

Observatorio de Algarrobo: antiguamente era uno de los mejores puntos, aunque las lluvias han deteriorado la pista de acceso al viejo búnker de hormigón (36°05'25.1"N 5°29'02.2"W). Además, carece de aparcamiento cercano.

Punta Carnero: muy próxima a Algeciras, junto al faro del mismo nombre (36°04'34.6"N 5°25'44.8"W). Es ideal para observar el paso con poniente medio o fuerte.

Punta Europa (Gibraltar): otro lugar interesante cuando sopla el levante. Desde el jardín botánico parte un funicular que asciende hasta lo alto del Peñón, donde, además de disfrutar de la migración, se puede observar la perdiz moruna (Alectoris barbara).

 

Ibis eremita en el Tajo de la Barca de Vejer

Otros lugares para observar aves

Vejer de la Frontera y el ibis eremita

En el paraje del Tajo de la Barca de Vejer se reproduce el ibis eremita (Geronticus eremita), un ave con una historia tan peculiar como su aspecto físico. Allí mantiene una colonia de entre 15 y 20 parejas, situada junto a la carretera A-314, muy cerca de la Venta Pinto. Fuera de la época de cría, se le puede ver en las proximidades de Barbate y en los campos a lo largo de la N-340, en dirección a Tarifa.

 

La Janda

Esta antigua laguna, desecada para su cultivo, se ha convertido en un punto de gran interés ornitológico. En su zona norte se observan especies como el águila imperial ibérica (Aquila adalberti), el águila perdicera (Aquila fasciata) o el elanio común (Elanus caeruleus). Hubo una colonia de garzas, aunque la presión humana acabó provocando su abandono. Durante la migración, muchas aves, como las cigüeñas, utilizan la zona para descansar y alimentarse.

 

Marismas de Barbate

Playa de los Lances

Al oeste de Tarifa se extiende la amplia playa de los Lances, un buen lugar para observar aves planeadoras, limícolas y marinas, sobre todo a primera hora del día. Sin embargo, el lugar está muy concurrido por los practicantes de kitesurf, lo que limita la tranquilidad de la observación.

 

Braña de Barbate

Las marismas y la Breña de Barbate

Estos dos espacios forman parte del Parque Natural de la Breña y Marismas de Barbate, que rodea a esta localidad gaditana.

Las marismas son un estero del río Barbate, que se extiende desde Vejer de la Frontera hasta su desembocadura en el Atlántico. Un buen punto de observación de gaviotas y limícolas se encuentra justo debajo del puente de la A-2231 que cruza la ría. Para llegar, basta con desviarse por la calle de las Pilas, antes del puente, donde hay un descampado para aparcar. Cuando la marea sube, las aves se acercan y se pueden ver cómodamente a la sombra del vano. El único inconveniente es que la zona suele estar bastante descuidada.

La Breña es un magnífico pinar costero de piñoneros (Pinus pinea) y carrascos (Pinus halepensis), que ocupa una franja de 6 km de anchura en lo alto de un acantilado coronado por la Torre del Tajo, a 90 metros sobre el mar. Entre sus valores naturales destaca una notable población de reptiles, con abundancia de camaleones (Chamaeleo chamaeleon).


Archibebe común, gaviota reidora y archibebe claro en Barbate
 

La Sierra de la Plata y el vencejo culiblanco

Desde 1996 se reproduce en la Sierra de la Plata una colonia de vencejo culiblanco (Apus affinis), una especie de origen africano. No obstante, para observarlo con más facilidad lo mejor es acercarse a Chipiona, en el puerto pesquero, donde desde 2002 existe una colonia de más de 100 nidos, además de otros cuatro en el castillo de la localidad.


Escribano sahariano, Arxiu RMiB


Algeciras y el escribano sahariano

Desde 2023 se ha asentado un grupo de escribanos saharianos (Emberiza sahari) en la ciudad de Algeciras, donde se ha comprobado su reproducción. En 2024 se censó una población de 18 ejemplares y algunos de ellos eran juveniles. Se distribuyen alrededor del puerto, en una zona con casas bajas y tejados planos. Esta especie colonizó Ceuta en 2016 y la primera cita en Algeciras se remonta a 1987. 

 

Nuestra experiencia

Tres amigos decidimos escaparnos del 25 al 29 de agosto, para disfrutar de este espectáculo natural en el Estrecho de Gibraltar. Nos alojamos en un apartamento en Tarifa, que nos permitía disfrutar de la amplia oferta gastronómica local y, además, embarcarnos en salidas para observar cetáceos. Eso sí, conviene advertir que en estas fechas los alojamientos no son nada baratos. Dada la distancia entre València y Tarifa, dedicamos el lunes y el viernes a realizar el viaje.

 

Delfín mular en el Estrecho

Martes 26 de agosto

Comenzamos la jornada en el parque eólico de El Cabrito. A las 9 de la mañana ya estábamos instalados en una explanada con excelente visibilidad, a los pies de uno de los molinos. Apenas sacamos las sillas, prismáticos y catalejos, empezó el desfile: un continuo goteo de abejeros. En tres horas contabilizamos 313 ejemplares. La siguiente especie más abundante fue el milano negro, junto a 15 águilas calzadas. Además, observamos 8 culebreras, un azor (Accipiter gentilis), un alimoche y varios buitres leonados.

A mediodía nos acercamos al observatorio de Cazalla, donde, además de las especies anteriores, disfrutamos del espectáculo de tres grandes bandos de cigüeña blanca (Ciconia ciconia), que no bajarían de los 1.500 individuos.


Delfines comunes en el Estrecho


Tras una comida rápida en Tarifa, a las 14:30 nos embarcamos con Turmares en una salida de observación de cetáceos. Durante tres horas de navegación hacia el oeste vimos dos grandes grupos de delfín mular (Tursiops truncatus), uno de más de diez individuos de delfín común (Delphinus delphis), 5 calderones comunes (Globicephala melas) y un pez luna (Mola mola). En el cielo, además de gaviotas, destacaron 2 charranes comunes (Sterna hirundo).


Pescadores con un atún en el Estrecho


En la zona más alejada del puerto nos encontramos con un grupo de pescadores marroquíes faenando al atún rojo (Thunnus thynnus). Calaban los sedales con cebo y cobraban las piezas a mano: los ejemplares pequeños los subían a bordo, mientras que los más grandes quedaban amarrados al costado de la embarcación.


Atún grande en una barca, Estrecho de Gibraltar
 

Miércoles 27 de agosto

Ese día nos centramos en el observatorio de Cazalla. Fue una jornada memorable: pasaron más de 4.000 cigüeñas blancas, 250 águilas calzadas, 112 milanos negros, 80 culebreras, 15 alimoches, 25 abejeros, un aguilucho cenizo (Circus pygargus), un cuervo grande (Corvus corax), un gavilán (Accipiter nisus) y un grupo de abejarucos (Merops apiaster). Como guinda, un buitre moteado (Gyps rueppelli), una rareza africana.

 

Calderón común en el Estrecho

Jueves 28 de agosto

Esa jornada nos dirigimos a Barbate. Como la bajamar comenzaba al mediodía, dedicamos la mañana a recorrer la Breña hasta la Torre del Tajo. Por la tarde, nos instalamos bajo el puente de la carretera comarcal hacia Zahara de los Atunes, donde disfrutamos de un auténtico festival de limícolas y gaviotas. 


Chorlitejo grande en Barbate


Entre las especies menos comunes, destacamos:

2 chorlitos grises (Pluvialis squatarola) aún con plumaje nupcial.

Correlimos común (Calidris alpina) y tridáctilo (Calidris alba).

2 pagazas piquirrojas (Hydroprogne caspia).

Vuelvepiedras (Arenaria interpres).

Zarapito trinador (Numenius phaeopus).

Nos sorprendió la abundancia del cangrejo boca (Uca tangeri), ausente en el Mediterráneo. Y para cerrar la jornada, un bando de unos 60 ibis eremitas a la altura del kilómetro 43 de la N-340.

Sin duda, el paso migratorio del Estrecho es uno de los grandes espectáculos naturales de la Península Ibérica. Esperamos que estas líneas sirvan de guía a los naturalistas que quieran vivirlo por primera vez. Nosotros, desde luego, no tardaremos en repetir.

Paso Estrecho, última semana agosto de 2025
 

Referencias y enlaces

Colectivo Ornitológico Cigüeña Negra (COCN):

https://cocn.eu/cgi-bin/bd_cocn.cgi

Datos de 2010:

https://www.elmundo.es/elmundo/2011/08/02/natura/1312293549.html

Escribano sahariano en Algeciras:

https://www.ornithomedia.com/breves/une-population-dau-moins-18-bruants-du-sahara-a-ete-recensee-a-algesiras-espagne-en-decembre-2024/?utm_source=brevo&utm_campaign=Newsletter%20de%20juin%202025&utm_medium=email

Fundación Biodiversidad:

https://fundacion-biodiversidad.es/proyectos_ficha/el-estrecho-de-gibraltar/

Fundación Migres:

https://www.facebook.com/FundacionMigres/posts/programa-migres-seguimiento-de-la-migraci%C3%B3n-de-aves-en-el-estrecho-de-gibraltar-/2158566050948124/

https://www.facebook.com/FundacionMigres/

Ibis eremita:

https://svocuadernocampo.blogspot.com/search/label/Ibis%20eremita

Marismas Breña de Barbate:

https://www.andalucia.org/listing/la-bre%C3%B1a-y-marismas-de-barbate/15483102/

https://adsise.com/archivo/descargas/mapa-guia_PNBMB-A3-BN-adsise.pdf

Migres Marinas:

https://institutoecg.es/wp-content/uploads/2019/03/Almoraima31-231-244.pdf

Paso prenupcial:

https://vidasilvestreiberica.org/migracion-primaveral-en-el-estrecho-de-gibraltar/

Paso migratorio

https://elecoturista.com/experiencias/migracion-de-las-aves-planeadoras-por-el-estrecho-de-gibraltar/

Turmares:

https://www.aventuratarifa.com/

Vencejo culiblanco:

https://sociedadgaditanahistorianatural.com/vecejo-culiblanco/

 

Aurelio, Rafa y Gerardo

 

Texto y fotos: Rafa Muñoz, Arxiu RMiB


 

Los Cárpatos, el reino de los osos

 

Oso en Rumanía, Arxiu RMiB

Del 9 al 18 de julio hicimos una escapada para conocer Transilvania y sus montañas, los Cárpatos. No se trataba de un viaje exclusivamente naturalista, sino que pretendía ser una aproximación a su historia, cultura y la naturaleza de esta zona de Rumanía.

 

Los Cárpatos, Rumanía, Arxiu RMiB

Los Cárpatos

Los Cárpatos son una cadena montañosa que forma un gran arco de 1.500 km de longitud y unos 150 km de anchura media. De norte a este, y regresando por el sur hacia el oeste, se extienden por Hungría (4 %), la República Checa (3 %), Eslovaquia (17 %), Polonia (10 %) y Ucrania (11 %). La mayor parte se encuentra en Rumanía (53 %), y el arco finaliza en las conocidas como Puertas de Hierro, que permiten el paso del Danubio entre Rumanía y Serbia.

Las cimas más altas se encuentran en los montes Tatras, situados en la frontera entre Polonia y Eslovaquia, donde destaca el Gerlachovský štít, en Eslovaquia, con 2.655 m de altitud. Le siguen en altura los montes Făgăraș, que delimitan Transilvania con Valaquia; su cumbre más elevada es el pico de Argeș, con 2.544 m.

Estas montañas rodean una ondulada meseta de fértiles tierras conocida como Transilvania. En ella se cultivan frutas, cereales, remolacha y vino. En sus montañas y dehesas se cría ganado. Además, abundan minerales como el oro, la plata, la sal y el carbón. Por estas sierras se extienden 250.000 hectáreas de bosques casi vírgenes, donde se refugian las mayores poblaciones de oso pardo de Europa occidental, además de lobos europeos, rebecos y linces boreales.

 


Transilvania

La etimología de este país parece proceder de la expresión latina de ultra silvam (“más allá del bosque”). En tiempos del Imperio romano (106 d. C.), esta zona de la actual Rumanía estuvo habitada por los dacios. Se cree que una de sus tribus, los carpos, fue la que dio nombre a estas sierras: los Cárpatos.



La Rumanía moderna es, en cierto modo, un constructo artificial, resultado de un complejo devenir histórico. Además de Transilvania, en el sur se encuentra Valaquia y en el este Moldavia, parte de la cual constituye hoy un estado independiente, desgajado de la antigua URSS. De hecho, en la actualidad existe un pujante movimiento político en la vecina Moldavia que busca integrarse en Rumanía y alejarse de las ambiciones imperiales de Rusia, que aspira a recuperarla.

Estas tierras de paso han sufrido innumerables guerras, lo que ha provocado repetidos exterminios de la población con el fin de usurpar sus riquezas naturales. Los pobladores originales fueron masacrados por los romanos; posteriormente soportaron el dominio de los bizantinos, los otomanos, las tribus centroasiáticas y los húngaros.

Tantos conflictos diezmaron la población, por lo que los húngaros, con el objetivo de establecer el control del territorio, propiciaron su repoblación con sajones germánicos procedentes del actual Luxemburgo. Estos huían de la esclavitud feudal y aceptaron la oferta de establecerse en ciudades libres, donde pudieran subsistir del comercio y la producción artesanal. Una vez asentados, vivieron sin mezclarse con la población rumana, encerrados en sus ciudades y templos amurallados.

Pitesti Prison Memorial, Arxiu RMiB


No mejoraron las condiciones de vida en la época moderna: sus habitantes siguieron sufriendo las consecuencias del paso de las tropas napoleónicas, del dominio del Imperio austrohúngaro, de las guerras mundiales con la ocupación nazi, y del posterior periodo comunista, que culminó con la terrible dictadura de Nicolae Ceaușescu (Pitești, 1918–1989).

Como resultado de tantos padecimientos, en cuanto les fue posible, los sajones supervivientes regresaron a Europa occidental, dejando Transilvania en manos de los más humildes, pero mucho más resilientes, rumanos.

 

9 de julio

Salimos de València al atardecer en un vuelo directo de la compañía Wizz Air.

 

Casa Poporului, Bucarest, Arxiu RMiB

10 de julio

Llegamos de madrugada al aeropuerto internacional Henri Coandă de Bucarest. Dada la hora, había contratado previamente un transporte hasta el Hotel Reina, situado en Strada Witting 2, justo al lado de la “Gara de Bucharest North”, la estación de tren.

Por la mañana solo tuvimos tiempo para cambiar algo de moneda, desayunar, coger el metro y acercarnos al parque Izvor, que está justo al lado de la desmesurada Casa Poporului, el Palatul Parlamentului. Se trata del segundo edificio no religioso más grande del mundo, después del Pentágono estadounidense, y fue mandado construir por el dictador rumano Ceaușescu.

Graja (Corvus frugilegus), Arxiu RMiB


En el parque tomé contacto con las primeras especies poco frecuentes para un mediterráneo, como la graja (Corvus frugilegus) y la corneja cenicienta (Corvus cornix).

Monasterio Ortodoxo de Ghighiu, Arxiu RMiB


Por la tarde nos reunimos con nuestra guía y el resto del grupo. Juntos alquilamos una espaciosa furgoneta y emprendimos viaje. Hicimos una primera parada en el Monasterio Ortodoxo de Ghighiu, donde pudimos apreciar las singularidades estéticas del credo ortodoxo. Este complejo religioso fue construido en 1817 sobre un eremitorio del siglo XVI. Además de la policromía que llena todo el espacio interior de los templos, sorprende la estética del cementerio, en concreto las lápidas de las monjas. Esa noche dormimos en el cercano Hotel Daly, en Bărcănești.

 

Mina de sal de Slănic, Arxiu RMiB

11 de julio

Comenzamos la jornada con la visita a las desmesuradas minas de sal de Slănic, situadas en el condado de Prahova. Desde el siglo XVIII, en las entrañas de esta zona se han extraído más de 2,9 millones de metros cúbicos de sal. Para ello, se excavaron galerías de hasta 240 metros de profundidad y se abrieron enormes salas con hasta 50 metros de altura. La rentabilidad de la explotación finalizó en los años setenta del siglo XX, y entonces las minas se transformaron en una atracción turística. La belleza de la piedra y la espectacularidad de las instalaciones convierten este lugar en una visita obligada.

Monasterio de Sinaia, Arxiu RMiB


De nuevo en la carretera, nos dirigimos al monasterio de Sinaia, en el que destaca una iglesia bizantina construida en 1695. Después de un corto paseo por los espesos bosques, llegamos al castillo de Peleș, inaugurado en 1883, que fue residencia de verano del rey Carlos I de Rumanía.

Castillo de Peles, Arxiu RMiB

Rematamos la jornada con un recorrido para admirar el exterior del castillo de Bran, construido por los sajones para proteger la puerta sur de entrada a Transilvania. Aunque no hay ninguna evidencia histórica, este enorme y tétrico castillo presume de haber sido la residencia del príncipe valaco conocido como Vlad el Empalador, más propiamente Vlad III de Valaquia (Sighișoara, 1428–1476). Esta figura controvertida está rodeada de mitos e inspiró al irlandés Bram Stoker para su famosa novela Drácula (1897).

Castillo de Bran, Arxiu RMiB

La paradoja es que este noble guerrero, comúnmente asociado a Transilvania, en realidad fue un príncipe valaco que participó en innumerables batallas contra los sajones de Transilvania y contra los otomanos que ocupaban Valaquia.

Vlad III de Valaquia

Finalizamos la jornada durmiendo en la puerta sur de Transilvania, en Brașov. Nos alojamos en un coqueto apartamento junto a los bosques que crecen en las colinas que rodean la ciudad, y el primero en venir a saludarnos fue un simpático erizo oscuro oriental (Erinaceus roumanicus).

 

Brașov, Arxiu RMiB

12 de julio

a jornada hicimos una ruta hasta la cima de la colina de Tâmpa, atravesando un precioso bosque. El único inconveniente fue que esa mañana se celebraba una carrera que discurría justamente por el mismo sendero que seguíamos, lo que nos impidió observar con calma la abundante biodiversidad de la zona.

Brașov, detalle señalización sobre osos. Arxiu RMiB


En esta misma colina habita alguna osa con crías, por lo que, para evitar incidentes, se ha instalado un sistema de cámaras de vigilancia y otro de señalización acústica. Estos sistemas permiten ahuyentar a los plantígrados y alertar a quienes pasean por la zona cuando se detecta la presencia de algún oso.

 

Sighișoara, Arxiu RMiB

13 de julio

El paseo matinal lo realicé por el bosque de Tâmpa, lo que me permitió observar algunas especies, aunque ninguna singularidad destacable.

Después del desayuno, participamos en una visita guiada que nos permitió conocer la complejidad étnica de Transilvania y su historia. A continuación, emprendimos ruta hacia la ciudadela de Rupea y la iglesia luterana fortificada de Fișer, que fue levantada por los székely húngaros en el siglo XII.

Ciudadela de Rupea, Arxiu RMiB

De camino, en los campos que rodean Rupea, disfruté observando varias águilas pomeranas (Clanga pomarina) y un grupo de estorninos rosados (Pastor roseus).

Esa noche dormimos en Sighișoara, una monumental y preciosa ciudad fundada por los húngaros y posteriormente repoblada por sajones.

 

Picogordo común (Coccothraustes coccothraustes)

14 de julio

El paseo matutino lo realicé a orillas del río Târnava y resultó muy productivo: pude observar una enorme liebre europea (Lepus europaeus), un corzo (Capreolus capreolus), picogordo común (Coccothraustes coccothraustes), dos parejas con pollos de alcaudón dorsirrojo (Lanius collurio) y varios ejemplares de zorzal real (Turdus pilaris).

Alma Vii, Arxiu RMiB


Después del desayuno nos dirigimos a la pequeña localidad de Alma Vii, donde disfrutamos explorando una iglesia fortificada del siglo XIV. Culminamos la visita con un banquete transilvano en el restaurante que gestiona la propia fortaleza.

Esa noche nos alojamos en Cașolț, una pequeña localidad próxima a la preciosa ciudad de Sibiu. En un recorrido guiado por esta villa histórica, pude observar un alcotán europeo (Falco subbuteo) y gaviota cáspica (Larus cachinnans).

Sibiu cuenta con un encantador casco antiguo de influencia germánica; aún conserva parte de sus murallas y torres medievales, incluida la Torre del Consejo, que data del siglo XIII.

Sibiu, Arxiu RMiB

  

15 de julio

Por la mañana realizamos una larga ruta por una espectacular dehesa de robles añosos abierta en medio del bosque de Bradului, donde pastaban algunas vacas vigiladas por enormes mastines. Entre las especies habituales, destacaron la observación de un pico tridáctilo (Picoides tridactylus) y un buitre negro (Aegypius monachus).

Dehesa de robles de Bradului, Arxiu RMiB


Más tarde abandonamos Sibiu para afrontar la travesía de la mítica carretera Transfăgărășan, que alcanza los 2.034 metros de altitud y une Transilvania con Valaquia, concretamente las ciudades de Sibiu y Piteşti. A causa de la nieve, suele estar cerrada al tráfico desde finales de octubre hasta finales de junio.

Transfăgărășan, Arxiu RMiB


Poco antes de llegar a la cascada de Transfăgărășan, en la vertiente norte y dentro del término de Cârțișoara, encontramos a un joven oso (Ursus arctos) que aparentaba estar recién independizado y no encontraba mejor zona para buscar comida que la carretera. Este fue el primero de los tres encuentros que tuvimos con diferentes ejemplares.

Oso en la Transfăgărășan, Arxiu RMiB 


Redondeamos esa tarde con el avistamiento de un pequeño zorro (Vulpes vulpes). Esa noche nos alojamos en Călimănești.

Zorro en la Transfăgărășan, Arxiu RMiB 


16 de julio

Esa jornada la dedicamos a recorrer diversos monasterios escondidos en medio de los preciosos bosques del Parcul Național Cozia, que protege una extensión de 17.100 hectáreas en el segmento sur de los Cárpatos.

Monje de Berislăvești, Arxiu RMiB


Por la mañana exploramos la zona del Mănăstirea Berislăvești (1753), sobre la cual sobrevoló un águila real (Aquila chrysaetos homeyeri).

Monasterio de Cozia, Arxiu RMiB


Al mediodía visitamos el Monasterio de Cozia (1388), decorado en un espectacular estilo bizantino, y por la tarde caminamos por el magnífico hayedo que crece alrededor del Mănăstirea Turnu (siglo XV).

Cárabo uralense, Arxiu RMiB


Aquí tuvimos una de las mejores sorpresas naturalistas del viaje: sorprendimos el vuelo de un espectacular cárabo uralense (Strix uralensis). Además, pudimos localizar su posadero en medio de las enormes hayas de un bosque monumental.

La lástima fue que en ese momento no llevaba el teleobjetivo, por lo que me tuve que conformar con una toma testimonial con el 125 mm. Pero la satisfacción de poder observarlo a placer con los prismáticos no la olvidaré nunca.

 

Monasterio de Cozia, Arxiu RMiB

17 de julio

Solo nos quedaba un día y medio, durante el cual teníamos que visitar algunos lugares poco interesantes en las proximidades de la capital. Sin embargo, esa mañana, a orillas del río Olt, en Călimănești, pude añadir a mi cuaderno de campo especies destacadas como el cormorán pigmeo (Microcarbo pygmaeus) y la pagaza piquirroja (Hydroprogne caspia).

Oso en la Transfăgărășan, Arxiu RMiB
 

El oso pardo en Rumanía

En las zonas montañosas de los Cárpatos, y únicamente en Rumanía, se calcula que hay alrededor de 8.000 osos pardos. Tal densidad de población aumenta las posibilidades de conflictos con los intereses humanos, principalmente debido a ataques protagonizados por hembras que solo intentan proteger a sus cachorros de la imprudencia humana.

En 2024, para reducir el número de incidentes, el gobierno rumano decidió autorizar la caza de 426 ejemplares, justo después de un ataque a una senderista en las montañas de Bucegi. Hoy, los autodenominados “cazadores” pueden, por solo 1.950 €, pasar cinco días intentando abatir un plantígrado. Si consiguen matarlo, obtienen un certificado CITES y una autorización para la exportación de su trofeo.

Oso en la Transfăgărășan, Arxiu RMiB

Como ejemplo de esta conflictividad, cabe mencionar un reciente incidente que costó la vida a un motorista italiano en esta misma carretera. El 4 de julio de 2025, en las inmediaciones de la presa de Vidraru, un turista sorprendió a dos oseznos en la carretera y no tuvo mejor idea que detener su moto, bajar y acercarse a los cachorros para hacerse un autorretrato con ellos. La hembra, al comprobar que se aproximaba demasiado a sus crías, lo atacó y lo lanzó por un empinado terraplén, donde murió. Las autoridades buscaron y mataron a la hembra responsable, condenando también a sus dos oseznos.


Oso en la Transfăgărășan, Arxiu RMiB

Queda pendiente un viaje enteramente naturalista para intentar observar muchas especies que este apasionante país todavía puede ofrecer, por lo que intentaré organizar uno que, además de los Cárpatos, incluya el delta del Danubio.

 

Oso en la Transfăgărășan, Arxiu RMiB

Fuentes y bibliografía:

https://www.viajes-rumania.com/osos-en-rumania.html

https://www.infobae.com/espana/2025/07/04/un-motorista-fotografia-a-un-oso-con-sus-cachorros-el-animal-lo-arrastra-al-bosque-y-lo-mata/

https://elpais.com/clima-y-medio-ambiente/2024-07-15/rumania-da-via-libre-a-la-caza-de-426-osos-tras-el-ataque-a-una-senderista.html

https://www.deonissafaris.com/caza-en-europa/rumania/rumania-osos-en-espra