GALLONCANTA 24 Y 25 DE NOVIEMBRE.


Grullas (Grus grus) alimentándose en los campos circundantes a Gallocanta.


Salimos el sábado 24, 16 personas desde València y dos desde Nules. Por la autovía mudéjar muy pronto llegamos a Teruel. Ya en su comarca y posteriormente en la del Jiloca, en los alrededores de la carretera se observaban abundantes milanos reales (Milvus milvus), ratoneros (Buteo buteo), cuervos (Corvus corax), cernícalos (Falco tinnunculus) y algún buitre leonado (Gyps fulvus).


Enseguida llegamos a Gallocanta y nos dirigimos al albergue de Allucant, donde pernoctaríamos, para concentrarnos todos y realizar la primera ruta. Desde allí la laguna era un espejo blanco salino con apenas unos charcos mínimos. Pero estaba a rebosar de grullas (Grus grus). El jueves 22, SODEMESA una empresa contratada por el Gobierno de Aragón, censó 15.854 grullas (Grus grus) y no diferiría mucho del número de grullas que contemplábamos.


La sequía prolongada de toda la zona hace que las grullas entren a medio día a beber a la laguna. La poco agua que hay es la que procede de las alcantarillas de los pueblos que la circundan.



Iniciamos el recorrido saliendo desde Gallocanta por los Aguanares hasta la ermita de la Virgen del Buen del Acuerdo. Desde la altura vimos como poco empezaban a levantarse los bandos de grullas y esparcirse por todas direcciones. En muchos lugares solo quedaron los ánades azulones (Anas platyrhynchos) que eran los únicos que compartían el lecho seco de la laguna con las grullas, calculo que no bajarían de los 150 repartidos en varios grupos.


El día soleado y sin viento hacía que la temperatura fuera aceptable, incluso agradable. En los carrizales y yermos de la zona de Los Ojos, se veían grupos de escribanos palustres (Emberiza schoeniclus). Soleándose en los chopos habían grupos de pinzones vulgares (Fringilla coelebs), de jilgueros (Carduelis carduelis), pardillos (Carduelis cannabina), gorriones molineros (Passer montanus), gorriones chillones (Petronia petronia) y trigueros (Emberiza calandra). Un gavilán (Accipiter nisus) que los acechaba se alejó al acercarnos.


Grullas (Grus grus) en el lecho de la laguna de Gallocanta.


Antes de llegar a Las Cuerlas empezó el festival con las rapaces. Por no extender esta crónica diré que en total, en esa mañana, observamos, 12 milanos reales (Milvus milvus), 8 ratoneros (Buteo buteo), innumerables cuervos (Corvus corax), 10 cernícalos (Falco tinnunculus), 5 aguiluchos pálidos (Circus cyaneus) de los que uno solo era macho y tres aguiluchos laguneros (Circus aeruginosus) los tres hembras o jóvenes.


Luna llena sobre Gallocanta, con la sierra de Valdelacasa al fondo.


Al caer la tarde volvimos a la ermita Virgen del Buen del Acuerdo donde se concentraban todos los ornitólogos que estábamos por la zona. Se levantó una increíble luna llena sobre la sierra de Valdelacasa y ya completamente oscurecido veíamos pasar la grullas por delante la luna, todo ello envuelto del inconfundible “gru-gru” el reclamo de las grullas al entrar a dormir a la laguna.


Ya de noche cerrada nos dirigimos al albergue. Es una estancia acogedora y familiar en la que nos juntamos con un grupo de SEO Cantabria. Después de la cena reparadora poco a poco nos fuimos acostando. Al día siguiente a las 6.30 nos levantamos y a las siete intentábamos arrancar los coches. Volvimos a la ermita Virgen del Buen del Acuerdo a esperar el levantar de las grullas justo con los primeros rayos de luz y con unos aceptables -4ºC.


Una vez se hubieron levantado las grullas nosotros regresamos a ALLUCANT a desayunar. Después de recogerlo todo nos separamos, un grupo de 7 personas menos aficionado a la ornitología se marcharon a Molina de Aragón. El resto, nos dirigimos a las Hoces del río Piedra, en Torralba de Frailes.


De camino seguimos observando grupos de grullas alimentándose por los campos de lo que era el lecho de la laguna de la Zaida. Algún mochuelo (Athene noctua) soleándose sobre los májanos. Bandos de calandrías (Melanocorypha calandra) y bandos mixtos de pinzones (Fringilla coelebs), de jilgueros (Carduelis carduelis), y de pardillos (Carduelis cannabina).


Llegamos a la entrada de las Hoces del río Piedra, a las ruinas del molino, bajo el grueso monolito natural llamado el Torrejón del molino, allí nos decidimos por recorrer el tramo superior de la hoz. Pasado el azud del pozo de las escaleras, entramos en un precioso bosque ripario dominado por arces de montpellier (Acer monspessulanum) que habían perdido la mayoría de sus rojizas hojas que tapizaban el suelo. El río acusaba la sequía y estaba completamente seco. El frío y la falta de sol hacía que por allí solo hubiera algún pito real (Picus sharpei) y algún mito (Aegithalos caudatus). Sobre las cumbres del cañón veíamos levantarse perezosos a los buitres leonados (Gyps fulvus) en su rutinario deambular en busca de carroñas y un grupo de 25 chovas piquirrojas (Pyrrhocorax pyrrhocorax).


Hoces del río Piedra, Torralba de los Frailes.


Al acabar nos dirigimos a la laguna de Guialguerrero, en las proximidades de Cubil, allí sorprendentemente si había agua y estaba llena de ánades azulones (Anas platyrhynchos) y de fochas comunes (Fulica atra). Cercano ya el medio día decidimos regresar y como premio pudimos observar sobre la carretera un juvenil de águila real (Aquila chrysaetos).


Águila real (Aquila chrysaetos) sobrevolando los campos en Torralba de los Frailes.


Texto Rafa Muñoz, fotos de Daniel Domingo, Juan Carlos Ibáñez y Rafa Muñoz.