ISLANDIA: FUEGO, HIELO, AGUA Y AVES (I)


VIAJE A ISLANDIA, JULIO DE 2018

15 días, 4.000 km, 384 observaciones de 70 especies de animales salvajes: 65 aves, 4 mamíferos marinos y uno terrestre. 


Fulmar boreal (Fulmarus glacialis)


Por circunstancias no pudimos planificar nuestra habitual escapada estival con suficiente antelación, tuvimos que esperar hasta primeros de junio, cuando mi mujer y mis dos hijas propusieron viajar a Islandia y yo di un salto de alegría, no paré hasta tener todo el viaje programado.




Salimos de Alicante el día 16 de julio con destino al Aeropuerto de Keflavik, tras  cuatro horas y media de vuelo llegamos a esa isla localizada en el extremo noroeste de Europa que tiene una superficie similar a la de Castilla-León. Islandia está a medio camino entre Europa y Norteamérica, tiene una población de unos 350.000 habitantes, los varones son de origen mayoritariamente escandinavo mientras que las mujeres son originarias de Irlanda y Escocia. Este curioso linaje se explica porque los primeros colonos eran vikingos procedentes de asentamientos en las islas británicas que emparentaron con las mujeres locales y después emigraron a la remota Islandia, allí aprovecharon la tranquilidad de Islandia para poder vivir en paz de sus ovejas “íslenska sauðkindin” de las que obtenían carne, leche y su espesa lana, ayudados por sus  pequeños caballos que eran aptos para viajar en sus barcos con el tiempo y gracias a la selección dieron origen a la raza del pequeño caballo islandés que es más parecido a un recio poni.


Acantilados de Valahnúkamöl


Esta tierra perdida está a 287 kilómetros en línea recta de Groenlandia, a 437 km de las Islas Feroe, a 818 km de Escocia y a 1.000 de Noruega. Tiene un origen volcánico al encontrarse a caballo del punto de colisión de dos placas tectónicas lo que provoca una intensa actividad volcánica, esto junto a al aislamiento y a la proximidad del Círculo Polar Ártico han modelado una tierra primigenia en la que la vida parece acabar de empezar a conquistar este mundo nuevo que está enterrado bajo el hielo la mayor parte del año. Prueba del aislamiento biológico de Islandia es que el único mamífero que encontraron los primeros colonos que se asentaron en el año 874 era el Zorro ártico (Alopex lagopus), todavía hoy esta es una tierra libre de mosquitos, donde no hay ni reptiles ni anfibios, solo unas pocas especies de aves viajeras han conseguido prosperar en esta tierra extrema.


Península de Reykjanes


Tras recoger un Suzuki Vitara 4x4 alquilado en GlodCar que nos facilitara circular por las pistas de las Tierras Altas nos dirigimos a nuestro primer alojamiento, el Lava Hostel Hjallabraut, en Hafnarfjörður. El día ya no dio más de sí, solo nos quedaba adaptarnos a las dos horas de diferencia y al ritmo solar del mes de julio que en estas latitudes hace que sol se ponga a las 23 horas y sin llegar a oscurecer del todo vuelve a salir a las 3 de la mañana, todo ello en alojamientos sin cortinas ni persianas ¡Los Islandeses aman la luz del sol!


Parque Víðistaðatún, en Hafnarfjörður



17 de julio, Península de Reykjanes


Amaneció nuestro primer día en Islandia y lo primero que hicimos fue buscar un supermercado para aprovisionarnos. Elegimos la cadena KRÓNAN que nos ofrecía  más variedad de productos y un precio no muy elevado respecto a los ibéricos y además tenían cerveza, descartamos ir a los establecimientos de la cadena BONUS que son los que recomiendan casi todas las crónicas de viajes.


Al tratarse de un viaje familiar teníamos que compatibilizar las atracciones naturales que frecuentan todos los turistas y los lugares que elegiría un ornitólogo ávido de observar las especies islandesas, lo conseguimos a plena satisfacción de las distintas sensibilidades de nuestra familia. Una vez aprovisionados empezamos nuestro primer día intentando cumplir un apretado programa que tenía como objetivo recorrer la Península de Reykjanes.


Eider común (Somateria mollissima)

Straumur, Hafnarfjörður. (64° 2'33.10"N / 22° 2'57.00"O)

Nada más acabar el área urbana al suroeste de la capital Reykjavik, siguiendo por la carretera 41 que lleva al aeropuerto, encontramos la bahía de Straumur que estaba llena de aves, había grupos de Ánsar común (Anser anser), de Cisne cantor (Cygnus cygnus) y de Eider común (Somateria mollissima) acompañados por sus pollos. Las crías pequeñas de Eider fueron especialmente adorables, eran unas pequeñas bolas de plumón marrón-grisáceo que para alimentarse intentaban imitar su madre y se sumergían, lo gracioso es que tras una breve inmersión emergían de golpe con un pequeño salto, como el que hace un tapón de corcho al salir a la superficie, la flotabilidad de sus cuerpecillos era más fuerte que sus ansias de bucear para atrapar alimento. Los eiders islandeses se alimentan de gasterópodos, de polilófagos, de crustáceos, de bivalvos como el Mejillón azul (Mytilus edulis) y en menor medida de equinodermos. En las orillas de la bahía había Charrán ártico (Sterna paradisaea) y Ostrero euroasiático (Haematopus ostralegus), en las praderas encontramos Chorlito dorado europeo (Pluvialiis apricaria)


Eider común (Somateria mollissima)


Faro de Gardur, Sandgerði. (64° 4'57.62"N / 22°41'32.73"O)

Unos kilómetros más y llegamos al faro de Gardur en el extremo sur de la bahía de Reykjavik, en medio de un prado verde se levanta el faro, la costa es una zona de bajíos con playas y rocas donde aprovechaban la bajamar un buen puñado de aves y una Foca gris (Halichoerus grypus) que asomaba su largo hocico cerca de la costa. Volando empujados por el fuerte viento vimos los primeros ejemplares de Fulmar boreal (Fulmarus glacialis) y un grupo de Alcatraz atlántico (Morus bassanus), entre las algas al descubierto por la bajamar y en la playa arenosa se alimentaban grupos de Archibebe común (Tringa totanus), Chorlitejo grande (Charadrius hiaticula), Correlimos común (Calidris alpina) y Vuelvepiedras común (Arenaria interpres).


Foca gris (Halichoerus grypus)




Laguna de Sandgerðistjörn, Sandgerði. (64° 2'41.45"N / 22°42'41.19"O)

Seguimos por la carretera 402 hasta la laguna de Sandgerðistjörn, justo antes de llegar a la localidad de Sandgerði, en ella un buen montón de gaviotas descansaban mientras otras lavaban su plumaje, vimos Gaviota argéntea (Larus argentatus), Gavión atlántico (Larus marinus) y Gaviota reidora (Chroicocephalus ridibundus). Entre varios grupos de Ánade azulón (Anas platyrhynchos) y de Ánsar común (Anser anser) destacaba una hembra de Serreta mediana (Mergus serrator) seguida por cuatro pollos y otra hembra de Porrón bastardo (Aythya marila) que cuidaba de otros tres pequeños.

Serreta mediana (Mergus serrator)


Granjas de Eiders, Sandgerði. (64° 0'27.64"N / 22°42'20.01"O)

Eider común, Common Eider, Æðarfugl (Somateria mollissima)

Pasada la localidad de Sandgerði entramos en una zona de páramos húmedos donde hay granjas que se dedican a la recolección del plumón del Eider común (Somateria mollissima) que se utiliza para rellenar almohadas y edredones, Islandia acapara el 70% de la producción mundial.


Vallado de una colonia de cría de Eider

Para favorecer la reproducción del Eider los islandeses preparan la tierra y la dejan al gusto de esta anátida, protegen la zona vallando el perímetro para evitar el acceso del zorro ártico que es la principal amenaza. Hacen el nido aprovechando una pequeña depresión en zonas próximas al mar que forran con el plumón que arrancan de su pecho, es un gran aislante térmico y una vez desplumando el vientre los huevos quedan en contacto directo con la placa o parche de incubación. Esta es una zona de la piel carente de grasa y muy irrigada lo que favorece la máxima transferencia del calor corporal a la puesta. 


Granja de eiders

Los granjeros viven pendientes de la colonia, la frecuentan tanto que las hembras se han acostumbrado a su presencia y no abandonan el nido cuando recolectan el plumón que forra los nidos. Una vez retirado las hembras lo reponen y así consiguen un aumento de producción. La mayoría de la población reproductora de Eider islandesa prospera en granjas gestionadas por estos singulares ganaderos.


Eider común (Somateria mollissima)



Estudios genéticos realizados con los ejemplares que crían sin gestión humana en el aeropuerto de Akureyri (Islandia) han revelado que hasta un 20% de los huevos que incuba cada hembra no son suyos, esta especie realiza lo que se ha denominado incubación cooperativa, es muy común que madres, tías y abuelas incuben huevos de las hembras más jóvenes. Se ha comprobado que todas las hembras de Eider de una misma colonia están estrechamente emparentadas, esta costumbre de repartir los huevos por diversos nidos les lleva incluso al extremo de poner algún huevo en nidos de especies vecinas, se cree que este hábito es una adaptación a la falta de espacio en las colonias y una estrategia para aumentar la supervivencia de los pollos.


Eider común (Somateria mollissima)


Tras la época de reproducción se marchan al mar para realizar la muda, por un lado van los grupos de hembras al cuidado de sus pollos y por otro los machos, nosotros encontramos grupos de eiders repartidos por todas las costas de Islandia.


Ostrero euroasiático (Haematopus ostralegus)


En esta zona además de eiders también crían parejas de Zarapito trinador (Numenius phaeopus), colonias de Charrán ártico (Sterna paradisaea), parejas de Ostrero euroasiático (Haematopus ostralegus) y de Chorlito dorado europeo (Pluvialiis apricaria) que se dejan ver muy bien desde la misma carretera.

 
Chorlito dorado europeo (Pluvialiis apricaria)


Hafnarberg, colonia aves Marinas, aparcamiento (63°54'9.14"N / 22°41'44.74"O)

Cuando llegamos soplaba un viento fuerte y como la colonia de aves marinas quedaba a unos 3 km del parking junto a la carretera 425 solo hicimos un breve paseo por el mar de lava que nos deparó buenas observaciones de algunas parejas reproductoras de Chorlitejo grande (Charadrius hiaticula) y de Chorlito dorado europeo (Pluvialiis apricaria).


Miðlína


Miðlína, el puente entre dos placas tectónicas. (63°52'0.25"N / 22°40'32.58"O)

Una de los puntos turísticos obligatorios de la península de Reykjanes es el puente peatonal construido sobre una espectacular falla que parte en dos el lecho de rocas volcánicas y deja en medio un pasillo central ocupado por arenas negras, esta falla se originó por la separación de la placas tectónicas Euroasiática y Norteamericana. Pasaron volando tres Págalo parásito (Stercorarius parasiticus) lo que hizo doblemente interesante la parada.


Págalo parásito (Stercorarius parasiticus)


Acantilados de Valahnúkamöl y Faro de Reykjanes, Grindavík. (63°48'44.89"N / 22°42'50.90"O)

Tomamos un desvío para acercarnos a los acantilados de Valahnúkamöl que enfrente tienen la isla de Eldey, allí criaron en 1813 las últimas parejas de la extinta Alca gigante (Pinguinus impennis), ahora hay una estatua conmemorativa de esta enorme alca que tenía 78 cm de alto y casi 5 kg de peso por lo que no podía volar, sus huevos de 13 centímetros de longitud y 400 gramos de peso eran muy apreciados por marineros, la abundante carne que proporcionaban los adultos aunque tenía mal sabor era muy fácil de conseguir debido a la torpeza de los adultos en tierra, todo esto provocó una intensa persecución que las exterminó primero de la Europa continental en el siglo XVI, a principios de 1800 de Norteamérica y por último en Islandia.


Gaviota tridáctila (Rissa tridactyla)


Hoy la isla de Eldey alberga la colonia de alcatraz más grande del Atlántico con unas 16.000 parejas. En la zona observamos Charrán ártico (Sterna paradisaea), Fulmar boreal (Fulmarus glacialis) y Gaviota tridáctila (Rissa tridactyla) con pollos, Arao común (Uria aalge), Lavandera blanca (Motacilla alba) y en el mar Pardela pichoneta (Puffinus puffinus).


Fumarola del Geositio de Gunnuhver

Geositio de Gunnuhver. (63°49'6.34"N / 22°41'14.14"O)

Esta es otra parada indispensable para admirar fenómenos volcánicos, está muy cerca del Faro de Reykjanes, desde lejos ya se ven las enormes columnas de humo y las instalaciones industriales construidas para explotar la energía geotérmica de esta tierra. Unas pasarelas de madera permiten acercarse con seguridad, al llegar te quedas bloqueado sin palabras por la espectacularidad de las fumarolas que hacen un ruido peculiar, las charcas de  barro hirviendo junto con el olor a azufre crean otro momento inolvidable. Según la leyenda por esta zona vagaba el fantasma atormentado de una mujer llamada Grudrun y apodada “Gunna” que atemorizaba a la población local hasta que un sacerdote le engañó, le ofreció una bola de hilo que acto seguido hizo rodar hasta que cayó dentro del géiser y tras ella fue Gunna quedando atrapada allí para siempre.


Arao común (Uria aalge)


Brimketill, la plataforma sobre las olas. (63°49'12.94"N / 22°36'18.77"O)

Este es otro lugar perfecto para acercar a la familia a los acantilados mientras el pajarero disfruta de las aves marinas, hay un pequeño mirador que se asoma al bravo mar sobre una plataforma, aquí vimos Arao aliblanco (Cepphus grylle)Arao común (Uria aalge) y más Pardela pichoneta (Puffinus puffinus). En las rocas hay dos pequeñas piscinas naturales que según la leyenda una troll coqueta llamada Oddný las utilizaba para bañarse y lavar su ropa.

Dado lo avanzado de la tarde descartamos ir a los acantilados de Hraunsvík y al de Krýsuvíkurberg que cuenta con 57.000 parejas de aves marinas pero un pajarero no se los debe perder. También decidimos obviar otra de las principales atracciones turísticas de Islandia, la Blue Lagoon que es un enorme complejo de piscinas termales muy caras, nosotros teníamos previsto visitar otras en los días siguientes que aunque tienen menos fama son bastante más baratas así que seguimos ruta y nos desviamos por la carretera 42.


Área geotermal de Seltún


Seltún Geothermal Area y lago Kleifarvatn (63°53'43.60"N / 22° 3'5.43"O)

Tras pocos kilómetros llegamos a una ladera humeante que contrastaba con los verdes prados del valle en los que pastaban caballos islandeses. Seltún es un paraje marciano donde hay una enorme variedad de colores, charcos burbujeantes de barro azulado, fumarolas blancas, regatos sulfurosos teñidos de amarillo que contrastan con suelos de lava rojiza, la zona se visita gracias a una pasarela de madera que evita pisar estos suelos que alcanzan entre 80 y 100°C.


Lago de Kleifarvatn


Unos metros más en coche y paramos en un promontorio que dominaba el enorme lago azulado de Kleifarvatn donde solo pude ver alguna gaviota argéntea, poco después finalizamos la jornada parando en un secadero tradicional de bacalao pegado a la carretera, justo antes de llegar a Hafnarfjörður, antes del cruce con la carretera 41.




Cansados llegamos al Lava Hostel Hjallabraut donde tras una reparadora ducha y preparar la cena en la cocina comunitaria nos fuimos a dormir.


18 de julio, Reykjavik

Zorzal alirrojo (Turdus iliacus)


Por la mañana hice un corto paseo por el Parque Víðistaðatún que estaba pegado a nuestro alojamiento en Hafnarfjörður, allí encontré Ánade azulón (Anas platyrhynchos), Gaviota argéntea (Larus argentatus), Lavandera blanca (Motacilla alba), Mirlo común (Turdus merula) y Zorzal alirrojo (Turdus iliacus) que es el paseriforme más abundante de Islandia, los adultos cebaban a pollos volanderos de todos los tamaños.


Porrón bastardo (Aythya marila)


Después del desayuno fuimos a Reykjavik para realizar otra jornada turística obligatoria, la capital de Islandia además de su ambiente peculiar y de su colorido tiene un céntrico lago, el Reykjavíkkurtjörn con especies poco frecuentes y que aquí dejan acercar ya que están acostumbradas al respeto de los humanos, pude hacer fotos de Cisne cantor (Cygnus cygnus), Porrón bastardo (Aythya marila) y Porrón moñudo (Aythya fuligula) además de otras especies más comunes como el Ánade azulón (Anas platyrhynchos), la Gaviota argéntea (Larus argentatus), la Gaviota reidora (Chroicocephalus ridibundus) o la Gaviota sombría (Larus fuscus). En la bahía junto al interesante palacio de conciertos y exposiciones, el Harpa, vimos muy de cerca Fulmar boreal (Fulmarus glacialis) y Eider común (Somateria mollissima). Por la tarde nos desplazamos a nuestro siguiente alojamiento que sin duda fue el mejor de todo el viaje, la casa rural Ásaskóli en la localidad de Árnes, a unos 100 kilómetros al este de la capital.


Texto Rafa Muñoz, fotos de Aitana Muñoz, Mar Muñoz y Rafa Muñoz 2018.